Suicidio
Esta semana me he enterado de más de un caso de suicidio de un conocido por algún cliente.
Más de una vez el suicida no sabía de la existencia de la Resonancia Armónica.
El año pasado solamente en un mes fueron tres personas las que se suicidaron y que eran conocidos de personas que frecuentan mis palestras. Y ninguna de ellas sabía de este trabajo.
Algunos años atrás dando una palestra, conocí una señora que ya había intentado suicidarse tres veces cortándose las muñecas. Incluso ella estaba con el vendaje en sus dos muñecas. Me pidieron que cuidara de ella. Comencé a tratar con la consultoría de la Resonancia y en una semana había acabado su problema de no querer vivir. Una semana.
¿Por qué alguien se suicidaría?
El grado de infelicidad es tan inmenso que no se ve salida y la falta de los neurotransmisores es insoportable.
Los sentimientos humanos son una calle de doble mano. Lo que tú piensas y sientes afecta la producción de tus neurotransmisores. Y alterándose la producción de ellos por la propia persona, se cambian los sentimientos de la misma. Es decir, con el estímulo cierto la propia persona produce lo que necesita y pasa a un estado de fuerza y felicidad. Entonces acaba el problema del suicidio y ella puede resolver sus problemas de forma racional.
Basta con elevar su autoestima para que esté resuelto.
Algunos años atrás también, otra clienta conversando conmigo me dijo:
-Te enfadarás conmigo.
-¿Por qué me enfadaría?
-La mujer se arrojó del octavo piso del edificio y no le había hablado de ti.
-¿Por qué no le has hablado de mi trabajo?
-Pensé que no la tratarías.
-¡Quien decide eso soy yo!
Y así más de una vida se ha perdido porque alguien decidió si yo atendería o no. Si la persona entendería mi trabajo o no. Etc.
¿Cuántos suicidios más tendremos de conocidos de quien ya hace la Resonancia?
Todas las personas con tendencias suicidas que ya me han traído fueron recuperadas. Hasta hoy nadie que haya tratado ha cometido el suicidio. Y veréis que los casos que me llegan ya son muy complicados, porque la gente piensa en la Resonancia cuando ya intentaron de todo y fueron a todos los sitios.
En el mundo por año tenemos más o menos 1 millón de suicidios. Esos casos casi nunca los vemos en las noticias, porque los editores saben que todo lo que es noticia aumenta su ocurrencia. Por lo tanto, existe un control total sobre estas noticias.
De esta manera la gente piensa que este es un problema mínimo ya que casi nunca se oye a alguien hablar de esto.
¿Cómo se queda el suicida?
Vosotros sabéis que la energía no se pierde, sino que se transforma. Por lo tanto, ¿hacia dónde va la energía de la persona? Continúa con ella hasta que se agota. Sólo entonces ella podrá pasar hacia un nuevo estado de recuperación. Así permanecerá en un momento congelado, reviviendo la última cena de su vida, ya que ha dejado de vivir en esta dimensión. En cuanto vivimos estamos gastando nuestra energía vital de nacimiento. Cualquier evento que termina con la vida abruptamente no hace que la energía vital acabe. Apenas dejamos de vivir en una dimensión, pero en la otra continuamos. Y como había una programación para la vida de esa persona, esta programación tiene que ser retomada. Existen aprendizajes y experiencias que están programadas probabilísticamente para ser vividas en una vida. Esto tiene que ocurrir de un modo o de otro. Abortar ese proceso sólo pospone su resolución. Y cada vez que se interrumpe el flujo de energía se crea una somatización en el órgano correspondiente. Como la interrupción fue en el cuerpo entero es el cuerpo entero el que pasa a somatizar, es decir, a doler. Física, mental y emocionalmente. Es una situación extremadamente desagradable, para decir lo mínimo.
La vida es un regalo. Algunos jóvenes dicen que no pidieron nacer! Exactamente. Ellos tienen razón. Se han ganado la vida. No es de ellos. Es un préstamo de energía que recibieron sin cargo. Por lo tanto son deudores de esta energía. Tienen que gastarla. No pueden renegar la donación. No hay como devolverla. El dueño no acepta devolución. Es necesario hacer algo con ella. No hay escapatoria.
¿Recordáis las reglas de contabilidad? Entran débitos, salen créditos. Entra vida para ti. Entonces está debitado de tu cuenta. Ya eres un deudor. ¿Cómo pagar? Haciendo lo mejor y lo máximo que puedas con la vida que has ganado. Haciendo lo que da alegría para ti y para los demás. Es simple. Amando. Porque sólo el amor incondicional genera endorfinas sin parar. Y las endorfinas son la felicidad pura. Todos ganan. ¿Cómo rechazar eso?
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